Hay personas que tienen un don especial para ver la belleza donde otros no la ven, y Marta es una de ellas. Con solo un lazo puede transformar un candelabro antiguo en una pieza que te hace soñar, y sus viajes a Francia en busca de tesoros vintage son como aventuras de cazadores de belleza que terminan creando ambientes románticos que te atrapan.

La historia detrás del diseño
Como muchas historias de emprendimiento, Amarillo Albero comenzó con mucha ilusión pero recursos limitados. Marta había creado su propia imagen inicial, centrada en un plato francés muy especial - el primero que compró y que marcó el inicio de todo. Después de años de éxito, llegó el momento de dar el siguiente paso: un rebranding que mantuviera la esencia pero elevara la marca a un nivel más profesional.

El proceso creativo
Me encanta cuando en un rebranding podemos rescatar y dar nueva vida a los elementos originales que tienen tanto significado. Ese plato francés, que en el logo original se perdía un poco bajo la tipografía Copperplate, merecía brillar por sí mismo. Lo redibujé a mano con todo el cariño, creando diferentes versiones que pudieran usarse como elementos decorativos y patrones, manteniendo siempre ese aire romántico tan característico de la marca.